lunes, 26 de octubre de 2009

CONOCIENDO A DON BOSCO


Para conocer verdaderamente a una persona, es necesario y esto lo sabemos por experiencia internarse lo más profundamente posible en su corazón. Para conocer a Don Bosco igualmente es necesario hacerlo y así descubrir su calidad humana sus valores e ideas y su fibra de santo, con las que Dios formó este corazón de padre que tanto amamos porque es reflejo del corazón de Dios.


Dice una antifona de la misa de Don Bosco "Dios le dió un corazón tan grande como las arenas del mar..." y nuestras constituciones afirman que Dios formó en él un corazón de padre.


Un corazón que reconoce una terrible desgracia que a sus pocos años de edad no podía comprender: "en aquella edad, no podía ciertamente comprender cuán grande desgracia es la pérdida del padre".


Lo dice cuando recuerda su infancia y la muerte de papá Francisco:

“No tenía yo aún dos años cuando Dios nuestro Señor permitió en su misericordia que nos turbara una grave desgracia. Un día el amado padre, en plena robustez, en la flor de la edad, deseoso de educar cristianamente a sus hijos, de vuelta del trabajo, enteramente sudado, entró descuidadamente en la bodega, subterránea y fría.


El enfriamiento sufrido se manifestó al anochecer con una fiebre alta, precursora de un gran resfriado. Todos los cuidados resultaron inútiles, y en pocos días se puso a las puertas de la muerte.


Confortado con todos los auxilios de la religión, después de recomendar a mi madre confianza en Dios, expiraba, a la edad de 34 años, el 12 de mayo de 1817 (en realidad fue el 11 de mayo y había cumplido 33 años, y 4 meses). No sé que fue de mí en aquellas tristes circunstancias. Sólo recuerdo, y es el primer hecho de la vida de que guardo memoria, que todos salían de la habitación del difunto y que yo quería permanecer en ella a toda costa.

- Ven, Juan, ven conmigo, repetía mi afligida madre.
- Si no viene papá no quiero ir, respondía yo.
- Pobre hijo, añadió mi madre, ven conmigo, ya no tienes padre.

Y dicho esto, rompió a llorar; me tomó de la mano y me llevó a otra parte, mientras lloraba yo viéndola llorar a ella. Y es que, en aquella edad, no podía ciertamente comprender cuán grande desgracia es la pérdida del padre.

Este hecho sumió a la familia en una gran consternación” (MO., introd../2-5, pp. 346-347).


Este es el primer recuerdo y él mismo lo afirma, no reprocha a Dios en su recuerdo más bien recalca su misericordia, en su vida ha comprobado que todo tiene un sentido que hay que saber descubrir, cuando Dios me da la vida no sólo piensa en mí, también piensa en otros, en aquellos que me acompañarán, que dependerán de mí, la experiencia de su orfandad le ayuda a valorar la figura paterna la que él representará para tantos miles de jóvenes en el mundo entero, la figura de un padre que llega hasta nosotros a través de sus hijos. Dirá más adelante "Dios nos ha puesto en el mundo para los demás".


Otro dato importante en este recuerdo es la calidad del padre, es indudable que todas las noticias que Don Bosco tenía acerca de papá Francisco llegaron a él por medio de Mamá Margarita que supo delinear la figura del padre: amoroso "deseoso de educar cristianamente a sus hijos" y hombre de fe "despues de recomendar a mi madre confianza en Dios". De lejos se ve el perfil cristiano sobre el cual se formará el santo. El árbol bueno da frutos buenos.


Este recuerdo no queda en el vacío, es doloroso pero aleccionador, verá en la madre el valor para realizar el proyecto dejado por el padre, la fidelidad de Margarita le dará una lección de vida incomparable. Madre amorosa tierna y exigente, mujer de fe así era la esposa de Francisco.


Y así Dios va escribiendo su historia, la de Juan, la mía y la tuya.


con afecto


P. Luis Alberto Moisés Pastor Quiroz sdb



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