viernes, 11 de diciembre de 2009

LLEGA LA NAVIDAD

Quisiera a traves de estas lineas desearles a los amigos que visiten este blog una feliz Navidad y un mejor año 2010. Dios y la Virgen los bendigan a ustedes y todos su seres queridos.

Al llegar la navidad no puedo menos que recordar las diversas navidades que pasé con muchos de ustedes en las casas donde la obediencia me puso y puedo asegurar que no hubo navidad triste para mí, siempre Dios ha sido generoso conmigo: me ha dado amigos. Qué mas puedo desear, y con los amigos me han llegado las bendiciones, por este motivo les saludo.

Ya saben que me encuentro en el Oratorio Salesiano de Rimac, una obra compleja pero hermosa llena de retos para quien quiera trabajar, si bien a veces el clima es adverso, los jóvenes que aqui se encuentran son formidables, apoyan en cuanto está al alcance de sus manos y de sus fuerzas y esto lo aprecio y aunque a veces me gano indulgencias con ave marías ajenas, bien sabe Dios que sin estos jóvenes no podríamos hacer nada. que Dios se los pague y los bendiga.

Hay quienes llevan el Coro, quienes apoyan en el oratorio, en la catequesis de primera comunión y en la de confirmación, igualmente quienes dan una mano con los chicos de la casa Don Bosco, está el grupo de ADMA. y los valiosos exalumnos del Rimac.

Tenemos un voluntario que nos apoya los sábados en las clases de guitarra, un grupo juvenil que se está formando como tal "Seguidores de Cristo", el entusiasmo de algunos ex-alumnos de la Casa Don Bosco, comprometidos con la obra, tres cooperadoras salesianas de Breña que nos apoyan en pequeñas tareas de gran valor y testimonio, colaboradores laicos que nos apoyan con tantas cosas ricas que pueden disfrutar los chicos entre ellos padres de familia del colegio salesiano, exalumnos de huancayo y del callao. todos ellos con una fuerte sensibilidad cristiana y con el deseo de servir a la obra de Don Bosco que es obra de Dios.

La presencia de unos jóvenes universitarios que atienden un grupo de chicos a la medida de Don Bosco y que lo hacen como a Don Bosco le hubiera gustado: con verdadero cariño y entrega... tenemos tantas cosas que sería injusto no reconocer que la mano de Dios está con nosotros, GRACIAS A ÉL SOBRE TODO POR ESTAR TAN CERCA QUE HASTA LE PODEMOS TOCAR.

Por este motivo me gustaria que nos encontráramos juntos el día 18 de diciembre a las 7.30 de la noche para celebrar en familia los 150 años de la fundación de la Congregación y decirle a Dios el gran Gracias por haber puesto en nuestras vidas a Don Bosco para la salvación de los Jóvenes.

un fuerte abrazo y sigan contando con mis oraciones.

P. Luis Alberto Moisés Pastor Quiroz sdb.

"PARA MÍ, DON BOSCO ES UN MISTERIO"


Hace unos días recorriendo el internet me encontré con un artículo que me llamó la atención y me gustó y que transcribo a continuación, puede ayudar a los que desean conocer a Don Bosco y la experiencia de Dios que tuvo que hacer nuestro padre muchas veces lo mostramos en la faceta de gran realizador pero nos olvidamos de su humanidad, y de los sufrimientos que tuvo que afrontar. Es un artículo de un amigo mío salesiano sacerdote el P. José Miguel Nuñez actualmente regional para Europa, fuimos compañeros en la teología




Mis queridos amigos:


Siendo Don Bosco joven sacerdote hubo de sufrir en más de una ocasión la incomprensión de sus coetáneos y compañeros en el ministerio. La personalidad de Don Bosco era arrolladora y su creatividad pastoral así como su impulso apostólico, no cuadraban demasiado bien con los cánones de la época que atribuían al estado clerical cierta gravedad y compostura.


El clero de Turín no alcanzaba a comprender a aquel sacerdote joven y lleno de vitalidad que andaba siempre rodeado de niños y jóvenes harapientos y maleducados, gente baja sin oficio ni beneficio que no hacía más que provocar malestar y amedrentar a una sociedad bien estante en la que parecía no haber sitio para ellos.


Don Bosco andaba adelante sin hacer mucho caso de las habladurías y tratando de abrirse paso entre las dificultades para poder percibir mejor la misión que Dios le tenía encomendada. No dejó de visitar las cárceles ni de congregar un número cada mayor de jóvenes en el patio de la parroquia de San Francisco de Asís, en el Convicto o en los locales del pequeño hospital de Santa Filomena, propiedad de la Marquesa de Barolo.


Lo cierto es que su trabajo y su acción pastoral a favor de los jóvenes abandonados y en peligro de exclusión social no dejaba indiferente a nadie y muchos no lograban entenderlo. Interrogado sobre este asunto el Director del Convicto Eclesiástico y confesor de Don Bosco, Don Cafasso, éste respondió:


“¿Sabéis vosotros quién es Don Bosco? Yo, cuanto más lo conozco, menos lo entiendo. Lo veo simple y extraordinario, humilde y grande, pobre y con vastísimos planes. Contrariado, incapaz casi, sale airoso de sus empresas. ¡Para mí Don Bosco es un misterio! Pero estoy seguro de que trabaja por la gloria de Dios. Dios lo guía. Dios sólo es el fin de sus acciones”.


Las sabias palabras de Don Cafasso expresaban a la perfección la admiración y la sorpresa que le producía aquel joven sacerdote inquieto, tenaz y algo testarudo. Pero el buen confesor sabía que en Don Bosco había mucho de Dios. Será que los santos se reconocen entre sí. Sea como fuere, sabía que había que dejarlo hacer.


Un misterio sí, pero conducido por la mano de Dios. Era imposible, de no ser así, entender el ingente trabajo sostenido por el celo pastoral a favor de las almas de aquel hijo de campesinos que se empeñó en discernir la voluntad de Dios sobre su vida en medio de las cárceles y en los arrabales de la ciudad.Un misterio, si, pero alentado por la fuerza del Espíritu que le impulsó a declinar la oferta de buenos servicios pastorales con pingües ingresos y estabilidad de por vida para optar por la incertidumbre de un trabajo con jóvenes desarrapados y marginales que sólo creaban problemas y que para muchos eran sólo carne de presidio.


Un misterio, si, pero sostenido por la fuerza inexpugnable de la fe que se hacía esperanza cierta contra viento y marea porque encendido por una caridad comprometida y solidaria.


Don Cafasso lo intuyó bien. Sólo Dios lo guiaba. Sólo Dios. Y Él le dio “piernas de gacela y le hizo caminar por las alturas”. Aunque muchos no lo llegaran a entender. Es lo que sucede cuando se camina con la mirada en el suelo.


Vuestro amigo, José Miguel Núñez